Buenos Aires: Alvear y Recoleta
En la zona de Alvear–Recoleta vimos las antiguas mansiones de inspiración francesa que hoy son en su mayoría embajadas: la de la misma Francia, la de Brasil o la del Vaticano son buenos ejemplos.
Nos detuvimos un rato en la cafetería «La Biela«, un lugar con encanto, con iconos de la biela de un coche hasta en los respaldos de las sillas. Nos encontramos el local medio lleno, poblado por grupos de cierta edad y apariencia acomodada. Y como habíamos tenido una mañana más bien fresca y nublada, un café nos vino estupendo antes de visitar el cementerio.
El mismo aspecto que los tertulianos de La Biela, y no necesariamente la misma afiliación, tenía el nutrido grupo que salía de la cercana Iglesia del Pilar cuando nosotros llegamos. Caras serias, peinados y pieles que he visto antes en el barrio de Salamanca de Madrid entre acudaladas señoronas. Gafas oscuras y engominados hacia atrás, con bigotes apelmazados, en los señores. Luego, un guía del cementerio confirma nuestras sospechas al comentarnos que se trata de un grupo de nostálgicos celebrando el golpe de estado que derrocó el gobierno de Perón…
La iglesia del Pilar tiene su encanto, quizás más fuera que por dentro. Ofrece formas coloniales, revestida de azulejos azulados (ejem…) en parte de sus modestas torres, y una espadaña que alberga las campanas y un reloj esférico. Dentro, por cuatro pesos puede verse una pequeña exposición de objetos religiosos, sin piezas especialmente impactantes para el profano…
Aunque es una simpática constante en toda la ciudad, en este barrio encontramos bastantes paseadores de perros. Resulta de lo más gracioso ver a alguien pasear una buena cantidad de caninos al mismo tiempo, y ver como los perros se llevan la mar de bien entre ellos. Como nos decía el guía, «para ellos es como ir a la escuela, todos los días a la misma hora se encuentran con los mismos amigos»