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Eclipse total de sol entre Moais: el sol se escondió en Rapa Nui

Nunca había vivido un eclipse total de sol, pero tras estar en la Isla de Pascua en el momento en el que la luna nos cubrió de oscuridad a mediodía, comprendo por qué los eclipses crean adicción.

Minutos antes del momento mágico, la zona del complejo arqueológico Tahai era un aquelarre de diferentes tribus de frikis. Por un lado, estaban los aficionados a la astronomía y los caza eclipses, con sus trípodes, cámaras y telescopios cubiertos de filtros para adorar el dios Sol. Por otro lado, los neohippies, dispuestos a bailar, a sentir vibraciones, a fundirse en comunión con quién sabe qué energías. Un puñado de periodistas y de profesionales del turismo (que también somos como para que nos den de comer aparte). Y lógicamente, los rapa nui intentando hacernos el momento más agradable aún, ofreciéndonos piscos sagüer, danzas y recuerdos del día en el que viviríamos cinco minutos de espectáculo astral, del circo de las esferas celestes.

ambiente durante eclipse en isla de pascua, rapa nui

ambiente durante eclipse en isla de pascua, rapa nui

ambiente eclipse en isla de pascua rapa nui

Y en todo esto, yo andaba paseando por la zona, haciendo fotos de los Moais, de los danzantes y de los frikis, echando de vez en cuando una ojeada al sol protegido por gafas para tal efecto. Bien es cierto que era apreciable como la luna se comía al sol por minutos, pero para mi desilusión, no se percibía un descenso brusco de la luz en la isla.

danza rapa nui isla pascua

danza rapa nui isla pascua

danza rapa nui isla pascua

Tuve tiempo de conversar un poco con Leo, el guía Rapa Nui, que me adelantó algunas cosas. Él había vivido un eclipse en otra zona de Chile cuando trabajaba como ayudante de cámara para una cadena televisiva. “Cuando el eclipse sea total, soplará el viento, hará frío y toda esta gente enloquecerá” aseguraba riendo como un chaval travieso ante mi escepticismo.

Las nubes jugaban a fastidiarnos la fiesta cruzando raudas ante el astro rey venido a menos. Por unos segundos, actuaron como un filtro natural que a su través nos permitía ver a ojo desnudo cómo apenas quedaba libre la mitad del sol, quizás un poco menos. Pero nuevamente, a mi alrededor había tanta luz como antes, aunque las tribus mencionadas soltaron un primer clamor de sorpresa. Y cuando ya pensaba que eso iba a ser todo lo que viviría ese día, todo sucedió tal y como Leo había dicho.

las nubes filtra el eclipse en rapa nui

Llegó el instante en el que el sol quedo reducido a un círculo negro en el cielo, la luna apagó la luz, sopló el viento, rugió el mar y todo los que allí estábamos estallamos de sorpresa, vibramos. Allí en pie, boquiabierto, con la cámara colgando, las manos temblando, escuchando el creciente murmullo de admiración a mi alrededor y notando como un nudo de emoción me cerraba la garganta… Las fotos están hechas sin ningún tipo de filtro, a ojo desnudo…

Para que os hagáis una idea del cambio de luz, os pongo una foto de un Mohai cuanto el sol estaba cubierto apenas un 20%…

moai antes del eclipse total en rapa nui

y durante los minutos del eclipse total…

mohai durante el eclipse en rapa nui

¿Puede algo que sabes que va a pasar y que tiene una explicación científica de lo más sencilla dejar a un hombre que presume de ser racional al borde del llanto? ¿Puede la belleza de un eclipse provocar que un tipo con canas en la barba llore como un niño? Pues para mi sorpresa, sí. Y aún se me humedecen los ojos días más tarde escribiendo esto.

Comprendo que el lector de este blog tenga ahora mismo una mueca de incredulidad. Imagino que hay cosas que sólo se pueden comprender si se viven. O que soy torpe con las palabras y no atino a explicarme mejor. Pero lo cierto es que ahora comprendo por que hay gente que dedica tiempo y dinero a perseguir eclipses, a verlos en el mejor punto del mundo para observarlos.

Presumo que no soy el único en haber vivido así ese momento. El enrojecimiento de los ojos de algunos de los que estaban a mi alrededor durante los casi cinco minutos en el que los que el sol se apagó no se debe a los rayos del sol. Y la pregunta que más escuche ese día fue “¿Tú también te has emocionado?”.

La luz volvió, la luna siguió rondando nuestro ridículo y maravilloso planeta, los hombres volvieron a fingir que son hombres, y el viento y el mar se calmaron. Subimos al autobús que nos llevaría a comer, Iniesta marcó un gol que daba la Copa del Mundo a España y a mi me daba igual todo, por que estuve en Isla de Pascua el 11 de julio de 2010 a eso de las 14:30 y vi lo que seguro aterrorizó en el pasado a muchos y emocionará en el futuro a otros muchos más.

Situación en el mapa