Recorrido en taxi por Valparaíso en vídeo
No me gustan los vídeos «bonitos» de viajes. No me gustan los montajes que hacen ver que algo es paradisíaco y precioso, cuando también tiene un lado feote, como todo. Si en formato foto me esfuerzo por intentar un encuadre atractivo, por sacar un aspecto llamativo o gráficamente atractivo, en vídeo me gusta dejar que la cámara saque los grises, que la realidad se revele, por que eso es lo que verá el viajero también, por que eso es la realidad…
Me gusta dejar la cámara más o menos fija y ver qué pasa mientras se mueve el medio de transporte en el que estoy. Es un poco como mirar por la ventanilla mientras te desplazas. El ojo capta más que la cámara, siempre, pero sólo una vez. En este tipo de vídeos, la ventaja de la grabación es que puedes volver a ver lo que creías haber visto, para descubrir cosas nuevas, detalles que se te pasaron por que había algo más especial que mirar.
Me gusta la luz del anochecer, una luz complicada gráficamente. Me gusta cuando algo empieza de día y acaba de noche, por que ofrece dos miradas muy diferentes del mismo sitio. Para vídeos así, comprimidos para youtube, low fi total, ruidosos, casi pixelados, añade una capa difuminante, ensucia lo justo…
Es muy posible que no te guste el vídeo, pero no me disculpo. Muchos esperan ver en los blogs de viajes sólo postales bonitas, y este no es un vídeo-postal-bonita. Son unos minutos de anochecer en una preciosa ciudad chilena por calles no tan preciosas, en un taxi nada precioso. Y sin embargo, me gusta y espero que a algunos de los que venís por aquí también os guste.
La música es de Mogwai, creo que le va muy bien a los giros de las calles empinadas, a los perros que ladran a los faros, a ese invierno creciente en la ciudad, a los vivos colores ahora apagados por la noche que llega…