Vinos de Chile: la diabólica leyenda de las Bodegas Concha y Toro
Cuentan que el vino en Chile es una cuestión de fe: la llegada de los españoles trajo la fe católica, que necesitaba del vino para el sacramento de la eucaristía, la sangre de Cristo. Se atribuye al sacerdote Francisco de Carabantes la plantación de las primeras cepas en 1548 en Concepción. Y menos mal, por que la calidad de los vinos chilenos es excelente, al paladar de un profano como yo.
Las fértiles tierras chilenas y un clima favorable hicieron que la producción creciera tanto que la Corona española prohibió a la Colonia producir más vino durante décadas de mediados de los siglos XVII y XVIII, pero los chilenos no hicieron mucho caso. Mejor. Pero no es hasta la mitad del siglo XIX cuando las antiguas cepas españolas dejan espacio al cabernet, merlot, pinot, riesling o suavignon, que trae el pionero Silvestre Ochagavía Echazarreta, al que luego imitan muchos más.
Chile está además protegido por barreras naturales que impidieron la llegada de la plaga que arrasó los viñedos europeos, la filoxera. El frío del polo al sur, el calor del desierto de Atacama al norte, los Andes al oeste y el Pacífico al este aíslan y protegen las cepas. Tan terrible fue el ataque de la filoxera (originaría de Norteamérica, donde no llega a matar las cepas), que la producción europea tuvo que recurrir a cepas americanas, injertando sus variedades sobre las raíces del nuevo mundo, resistentes a la plaga. El vino llegó a América a través de los europeos, y los americanos nos devolvieron el favor luego. En todo caso, el apunte histórico viene a explicar por qué los chilenos presumen de tener cepas no injertadas. Por ejemplo, es el único país que puede presumir de tener carmenere original, no injertado.
Uno de los pioneros que siguió lo pasos de Ochagavía al traer cepas europeas a Chile fue el fundador de las Bodegas Viña Concha y Toro, Don Melchor de Concha y Toro, que las trajo a Chile en 1883. De las tres bodegas que tuve el placer de visitar en Chile, estas son las que me parecieron más interesantes…
Hoy, Concha y Toro cuenta con 8.000 hectáreas de viñedos en varias zonas del Chile, desde la Serena en el norte al río Maule en el Sur y exporta a 130 países. Son propietarios también de otras 900 ha. en Argentina. De su producción, prácticamente el 70% del tinto se produce con Cabernet Suavignon, el 70% del blanco es a base de Chardonnay y los porcentajes restantes se dividen en otras 24 variedades. Me quedé con ganas de ver el muestrario de cepas que tienen para las visitas en una época del año en la que se pudiéramos apreciar más las diferencias…
Cada hectárea produce unos 5 ó 6 toneladas de uva, que se traduce en 5 ó 6 mil botellas. Para haceros una idea, se exportan 12 millones de cajas al año, con 12 botellas por caja.
Hay dos marcas bastante populares de vino que pertenecen a Concha y Toro: la llamada Trio (por estar formada de carmenere, merlot y cabernet) y «El casillero del Diablo«, nombre que proviene de una leyenda relacionada con Don Melchor de Concha y Toro.
El magnate se hizo construir una bodega para guardar sus mejores caldos, una reserva personal. Un detalle llamativo que no escapó a quienes de vez en cuando sisaban alguna botella de la reserva de Don Melchor. El astuto propietario, consciente del carácter supersticioso de quienes podían darse a tales hurtos, hizo correr la leyenda de que el Diablo en persona visitaba a menudo su Casillero, lo que parece que mantuvo lejos a los amigos de lo ajeno y estabilizó el inventario.
Gracias a Robert desde aquí por su guía de los viñedos.
Unos apuntes prácticos, por si os queréis acerca a visitar las bodegas: están cerca de Santiago, apenas a una hora, en la localidad de Pirque. Hay dos modalidades de visita: recorrido guiado, degustación de dos vinos y copa de regalo grabada (7.000 pesos, unos 11 €), o tour guiado de casi una hora, degustación dirigida por un sommelier, cuatro vinos a degustar, acompañados de quesos, frutos secos y panes y la copa de regalo (16.000 pesos)
En el próximo post os explicaré la interesante cata guiada que pudimos degustar en esta bodega, con varios vinos de la gama Marqués Casa de Concha.