Gastronomía Bahiana en el Pelourinho
Los días que estuvimos en Salvador de Bahía comimos pero que muy bien. El plato estrella es la Moqueca, un contundente plato a base de pescado (pescado en general, o de camarones, de pulpo, mezclando pescado y marisco) que parece una sopa espesa, casi una crema, con las piezas de pescado flotando. Se cocina en aceite de palma (que aparece delatadora al irse enfriando la crema), por lo que quienes quieran cuidar su línea no deberían abusar.
Nosotros probamos una Moqueca de peixe en el restaurante Mama Bahia y la verdad es que nos gustó. Se sirve con arroz, farofa (harina de mandioca) y vatapá (una salsa espesa que sabe a cacahuete). Os saldrán las calorías por las orejas, garantizado. Presumimos de apetito voraz y apenas pudimos terminar con la abundante ración. Si pasáis por allí, los camaraos a la milanesa están pero que muy bien, y la salsa que los acompaña es de los mejunjes más picantes que he probado.
En el restaurante Odoyá (c/ largo do cruzeiro) probamos las bolas de queso rebozadas (nostamal mira), Casquinha de Siri (cangrejo, muy popular y muy sabroso, con unas gotas de lima está delicioso) y el Couvert Bahiano. Este último plato viene a ser una degustación de camaraos, la ya citada vatapá, acarajés y abarás. Los dos últimos se hacen con la misma base (harina de mandioca), pero mientras el acarajé se sirve en bolas fritas en aceite de palma, los abarás se cuecen envueltos en hojas de palma, lo que le da un toque parecido al kinki que probamos en Ghana (una larga historia que os acabaré contando en este blog).
Paseando al azar acabamos en un lugar muy curioso, un diminuto restaurante de apenas tres mesas regentado por un alemán y graciosamente atendido por una brasilera. Se llama la Arcada das Artes. Está en una de las callejas que hace esquina con la rua Laranjeiras, justo enfrente de un restaurante con buena fama, el Maria Mata Mouros. Como cuando pasamos por allí íbamos en un atuendo demasiado casual, no quisimos desentonar en Matamouros, y acabamos en la Arcada das Artes cara a cara con una deliciosa langosta de un kilo servida sobre una generosa ensalada.
Uno de los platos de la casa es el pescado ahumado. Nos contaron que aunque el pescado es de la Bahia, el trasto de ahumar viene de Alemania (con el dueño, presumo). Nuestra curiosidad hizo que el hombre tuviera el detalle de añadir un pez rojo ahumado a la langosta, y podemos asegurar que el sabor es estupendo. La simpática camarera, viendo que quedaron algunos retales de pescado en nuestros platos, se los llevó a la calle… Al salir comprendimos por qué, viendo a un grupo de gatos deleitarse con los pocos restos de langosta y de pescado ahumado, lo que parece que el alemán mucha gracia no le hizo.
La última noche que estuvimos en Salvador (unas horas apenas, volviendo de Lençois y antes de salir al día siguiente para Sao Luis de Maranhao), pasamos por la agradable terracita interior del Jardim das Delicias (rua Joao de Deus). Caipirinha de rigor, una sabrosa ensalada, pollo con salsa gorgonzola, y mi favorito de la noche: los camaraos Jardim das Delicias, servidos en un chutney de frutas tropicales que le daban un toque agridulce genial. Lástima que no haya documento gráfico de la pitanza, creedme si os digo que estaban estupendos.
Merecen mención en este post sobre buena comida en Salvador de Bahia los generosos y saludables desayunos de nuestro hospedaje allí, Studio de Carmo. Uno de los días amaneció lluvioso y nos lo sirvieron en la habitación. Un deleite los zumos y las frutas…