Para ver toda Auckland desde un único punto, súbete a la Skytower
Hay una aguja que destaca en el paisaje urbano de Auckland, un referente en su skyline, que es al mismo tiempo una visita ineludible en la ciudad: la SkyTower. Tal y como explica su página web o su entrada en la wikipedia, esta aguja es al construcción más alta de Nueva Zelanda y la doceava torre de más altura del mundo.
Esta torre de comunicaciones situada en pleno centro de la ciudad tiene una altura de 328 metros en total, y las vistas desde los miradores son espectaculares, puedes divisar cualquier punto de la ciudad y unos 80 km de los alrededores. Los constructores aseguran que soportaría un terremoto de escala 8 con epicentro a menos de 20 km de la ciudad, y que vientos de hasta 200 km/h tan sólo harían oscilar la punta de la torre un metro, sin causarle daños. En todo caso, nosotros subimos con un tiempo estupendo…
Una vista casi desde la vertical de la torre:
Así se ve el centro de la ciudad desde la SkyTower:
El ayuntamiento…
O el Auckland Museum…
Una de las curiosidades de SkyTower es que en uno de los tres miradores que sobresalen del pie de la torre han instalado un pasillo con el suelo de cristal. Impresiona pisar, mirar abajo y ver que bajo tus pies hay un vacío de 200 metros… Pero si quieres vivir la altura en serio, en la SkyTower te ofrecen dos maneras: salir de la torre y darte un paseo (bien atado con cables, eso sí) por el exterior… o saltar desde la torre (obviamente, también bien atadito para tener un aterrizaje seguro, de lo contrario, seguro que aterrizas en bastante mal estado). Si pasas de todo esto, también podrás notar la altura sabiendo que el ascensor sube a 18 km por hora…
Hay un motivo extra para visitar este lugar, y no me refiero ni a la inevitable tienda de merchandising ni a los restaurantes que alberga, sino al casino. Te guste jugar o no, has de saber que en este casino puedes cambiar la moneda que quieras sin comisión 🙂 Y están acostumbrados a que los turistas usen este servicio de cambio sin mayor problema, aunque luego no vayas a jugar. Aquí se quedaron los floridos billetes que nos quedaron en nuestra anterior etapa de la Vuelta al Mundo, los de Tahití y Moorea…